La Insulina

¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona que desempeña un papel clave en la regulación de los niveles de glucosa en la sangre. Un déficit de insulina, o una incapacidad para responder de forma adecuada a la insulina, pueden provocar la aparición de los síntomas de la diabetes. Además de su papel en el control de los niveles de azúcar en la sangre, la insulina también está implicada en el almacenamiento de las grasas.

La insulina es una hormona que desempeña varias funciones importantes en el metabolismo del cuerpo, ya que regula la forma en que el cuerpo utiliza y almacena la glucosa y las grasas.

Un gran número de células del organismo dependen de la insulina para tomar la glucosa de la sangre y utilizarlo como energía.

Los diferentes tipos de insulina: acción rápida, media o lenta

1- Las insulinas de acción rápida

Una insulina de acción rápida es una insulina cuya estructura química ha sido modificada para que se absorba más rápidamente en la circulación sanguínea. Esta modificación de la estructura química de la insulina no influye en su capacidad de absorción de la glucemia (glucosa), pero sí afecta a la velocidad de absorción de la insulina. La insulina de acción rápida se absorbe así en la circulación sanguínea en pocos minutos y tiene muchas ventajas potenciales para las personas con diabetes.

Actualmente existen tres insulinas rápidas o de acción rápida. La primera se denomina genéricamente lispro, pero se comercializa con el nombre de Humalog y es fabricada por Eli Lilly. Humalog es la más antigua de las tres insulinas de acción rápida y está disponible en el mercado desde 1966.

Una segunda insulina de acción rápida fue aprobada por la Food and Drug Administration de los Estados Unidos en 2000. Esta insulina lleva el nombre genérico de Aspart, pero se comercializa bajo la marca NovoLog y es producida por Novo Nordisk.

La más reciente adición a las insulinas de acción rápida es la insulina glulisina. Está disponible desde 2006. Es conocida sobre todo por su nombre de marca Apidra y es comercializada por Sanofi-Aventis.

Las insulinas de acción rápida son las que se utilizan en las pompas de insulina para proporcionar un nivel bajo pero continuo de insulina. Este flujo continuo de insulina suele denominarse insulina basal y es el necesario para controlar las fluctuaciones normales de la glucemia entre las comidas y el sueño. Otras unidades de insulina de acción rápida se administran en el momento de las comidas para compensar los efectos de la subida de la glucosa a partir de la alimentación.

2- Insulina de acción media

Las insulinas de acción media (también llamadas de acción intermedia) tienen un inicio de acción de 2 a 4 horas, que culmina a las 6 o 7 horas después de la toma, y duran unas 20 horas. La insulina de acción intermedia es la insulina isófana, también conocida como protamina Hagedorn neutra (NPH).

La insulina de acción media suele utilizarse para tratamientos de dos veces al día. La insulina de acción media puede mezclarse con la insulina soluble, pero también hay preparados para su uso.

3. Insulina de larga duración

Existen dos productos de insulina de acción prolongada. La acción de la primera, la insulina glargina (Lantus), dura hasta 24 horas, mientras que la de la segunda, la insulina Detemir (Levemir), dura de 18 a 23 horas.

Habitualmente, la insulina de acción prolongada se inyecta una vez al día para mantener un nivel estable de azúcar en la sangre. Utiliza un dispositivo de aguja o un estilete para aplicar la inyección. Esta insulina de acción prolongada debe inyectarse a la misma hora de la jornada todos los días para evitar los retrasos en la cobertura de la insulina o un “empilamiento” de tus dosis de insulina.

A veces se recomienda tomar la insulina de acción rápida antes de una comida para evitar una punta de azúcar en la sangre después de haber comido.

Al igual que los medicamentos, las inyecciones de insulina pueden provocar efectos secundarios. Por ejemplo, es posible encontrar hipoglucemias. Se trata de una concentración de azúcar en la sangre anormalmente baja. Los síntomas de la hipoglucemia incluyen dolores de cabeza, frustración, visión borrosa, debilidad, dolor de cabeza y malestar. Otros posibles efectos secundarios de las inyecciones están relacionados con la propia inyección. Puedes encontrar, por ejemplo, dolores, rojeces o hinchazón de la piel en la área de la inyección propiamente dicha.

La insulina en el culturismo y la musculación

La insulina es una de las hormonas más anabolizantes del refuerzo muscular del cuerpo. Más concretamente, se trata de una hormona liberada por el páncreas en respuesta a la disponibilidad de nutrientes. Una comida rica en glúcidos, proteínas, o ambos, provoca un aumento de la insulina circulante.

La insulina actúa sobre las células diana para aumentar la absorción y el almacenamiento de los nutrientes clave del refuerzo muscular. La insulina aumenta los transportadores de elementos nutritivos que tienen la función de transportar la glucosa y los ácidos aminados a las células musculares, evitando así la catabolización de estos nutrientes almacenados en forma de glúcidos, proteínas o grasas.

En este sentido, un aumento de los niveles de insulina crea un entorno anabolizante óptimo para el crecimiento muscular. Dar a tus músculos protéinas y glúcidos justo antes de una sesión de entrenamiento evita que la proteína muscular sea utilizada para obtener energía. Pero el período posterior al entrenamiento es aún más importante cuando se trata de maximizar el crecimiento muscular.

En el mundo del culturismo, la insulina está fácilmente disponible si la buscas. Se toma una vez al día y suele utilizarse antes de las competiciones de musculación. La insulina va a “rellenar” los músculos de azúcar. Un aumento de azúcar te dará más tiempo para entrenar antes de estar cansado, pero también corres el riesgo de causar daños a tu capacidad natural de producir insulina. Porque tu páncreas dejará de producirla si tu cuerpo le señala que tienes bastante.

Al igual que el uso de anabolizantes y estrógenos, la insulina en el culturismo puede provocar problemas de salud. Pueden surgir problemas de presión arterial elevada, de aumento de su ritmo respiratorio o incluso de diabetes, sobre todo si no controlas bien la dosis que te inyectas.

Cómo utilizar la insulina con la hormona del crecimiento

La insulina es esencialmente una hormona producida por el páncreas y utilizada para regular los niveles de glucosa en el cuerpo. Aporta glucógeno y otros nutrientes a los músculos. Se fija a otra proteína en el exterior de las células llamadas receptoras de insulina. Esto provoca un cambio en el metabolismo de la célula. La insulina aumenta la síntesis de proteínas y hace que las células aspiren ácidos aminados a partir de la sangre para transformarlos en proteínas.

La hormona de crecimiento es producida por la glándula pituitaria. Favorece el crecimiento de los tejidos, el suministro de proteínas y la distribución de las reservas de grasa subcutánea. La hormona del crecimiento también estimula el crecimiento en la mayoría de los tejidos del cuerpo gracias al aumento del número de células. También aumenta el transporte de ácidos aminados y la síntesis de proteínas. Esta es la razón por la que los culturistas la utilizan.

La hormona de crecimiento y la insulina utilizadas en conjunto funcionan mejor de lo que podrían hacer por sí solas, ya que se complementan muy bien. La hormona del crecimiento aumenta la producción de glucosa en el hígado e induce una resistencia a la insulina al bloquear la actividad de esta hormona en las células diana. Fundamentalmente, la hormona del crecimiento contribuye a que la insulina sea mejor aprovechada por el cuerpo. El cuerpo necesita una cantidad creciente de hormonas tiroideas, de insulina y de andrógenos cuando los niveles de la hormona de crecimiento son elevados. La hormona del crecimiento y la insulina permiten a los culturistas obtener ganancias musculares muy importantes.

Por lo tanto, esta mezcla es muy eficaz. Pero, como todo, es muy importante no tomar dosis demasiado elevadas, ya que corres el riesgo de que, además de tu aspecto físico, se deteriore tu salud. En particular, la dosificación de insulina es primordial. Porque la insulina funciona en las células adiposas de la misma manera que en las células musculares. Y un exceso de insulina en tu cuerpo conlleva automáticamente la acumulación de azúcares y grasas.